Año 897. Lubb b. Muhammad derrota a Guifre el Pilós y comienza a levantar el Castillo, bajo el mandato del emir Abdalá I, el cual se convirtió en una importante fortaleza fronteriza.
Durante el S.XI, el Castillo se transformará de lugar puramente defensivo a residencia señorial, haciendo una doble función, por orden de Yúsuf al-Muzáffar. A partir del año 1105, con la conquista de Balaguer por parte de Armengol VII, el castillo entrará en la fase cristiana y pasará a ser la residencia temporal de los sucesivos Condes de Urgel. Cuando Alfonso de Aragón convierte Balaguer en la capital del condado, el Castillo pasará a ser su residencia permanente y de ahí saldrá el nombre que hoy en día conocemos; “Castell Formós”.
Posteriormente, llegará el Compromiso de Caspe y la destrucción del Castillo por parte de las tropas de Fernando de Antequera y la desaparición del Condado de Urgel. Las pocas ruinas que quedan serán cubiertas por una estructura metálica y dejarán de estar en la absoluta intemperie. Por fin, alguien empieza a apostar por el patrimonio que tenemos en nuestra ciudad. Un patrimonio del cual se puede sacar beneficio turístico, pero que aún necesita mucha inversión.
Un claro ejemplo es la fiesta de la Harpia, que se celebra el próximo fin de semana, en la cual se debería plantear una renovación de la fiesta para hacerla más atractiva al visitante. Año tras año ha ido perdiendo figurantes que daban a la fiesta ese ambiente de Edad Media y este año hubiera suspendido la festividad para darle un nuevo rumbo en el 2021 y hacerla más atractiva.
Deseo una festividad medieval para toda la ciudad de Balaguer y que la disfrutéis con seguridad y acatando las normas sanitarias.